Se esta tejiendo megaproyectos que los diferentes gobiernos debían hacer conocer a las poblaciones. Estos indudablemente están destinados a seguir exportando materia prima a los países industrializados y que luego repercutirá en nuestro medio ambiente, donde se tendrá la desaparición paulatina de nuestra biodiversidad. Existen muchas normas legales que ha dado el Ejecutivo y por las cuales se puede observar el deseo del gobierno de tener grandes territorios de nuestra inmensa amazonía disponibles para la exploración y explotación de nuestros recursos energéticos, para dar ingreso a los monocultivos y con ello profundizar la pobreza crítica y el hambre. Al disminuir territorios que hoy producen alimentos, los precios de los alimentos se elevarán y sólo tendrán acceso al mismo los grupos poblacionales con trabajo estable, que son la minoría. La sociedad civil y las organizaciones sociales tienen que intervenir en el conocimiento de estos megaproyectos y no permitir que ello ocasione graves daños a nuestro medio ambiente y a las poblaciones excluidas de nuestra amazonía.
La iniciativa IIRSA y el reordenamiento del territorio continental
El 31 de agosto y el 1º de setiembre de 2000, durante la reunión de presidentes sudamericanos realizada en Brasilia, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) presentó la propuesta “Plan de Acción para la Integración de la Infraestructura de Sudamérica”. Nacía así la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana (IIRSA), un ambicioso plan para la ejecución de proyectos físicos y cambios en las legislaciones, normas y reglamentos nacionales para facilitar el comercio regional y global.
El proyecto IIRSA es un proceso multisectorial que pretende desarrollar e integrar las infraestructuras de transporte, energía y telecomunicaciones en un plazo de diez años. Se trata de organizar el espacio geográfico en base al desarrollo de una infraestructura física de transporte terrestre, aéreo y fluvial; de oleoductos, gasoductos, hidrovías, puertos marítimos y fluviales y tendidos eléctricos y de fibra óptica, entre los más destacados. Esas obras se materializarán en doce ejes de integración y desarrollo, corredores que concentrarán las inversiones para incrementar el comercio y crear cadenas productivas conectadas con los mercados del mundo, principalmente América del Norte y Europa.
Para poder llevar adelante este megaproyecto es necesario remover las “barreras” físicas, normativas y sociales, lo que supone realizar grandes obras, armonizar las legislaciones nacionales de los doce países implicados en la IIRSA y ocupar los espacios físicos claves que suelen tener baja densidad de población pero guardan las principales reservas de materias primas y biodiversidad de la región.
Un proyecto ambicioso
En el Seminario Subregional organizado por el Comité de Coordinación Técnica de la IIRSA, en setiembre de 2003 en Lima, se definieron tres objetivos:
• Apoyar la integración de mercados para mejorar el comercio intra-regional.
• Apoyar la consolidación de cadenas productivas para alcanzar competitividad en los grandes mercados mundiales.
• Reducir el “costo sudamericano” a través de la creación de una plataforma logística vertebrada e inserta en la economía global.
Se han definido diez ejes, la mayor parte de los cuales están interconectados. Cada uno de esos ejes comprende a varios países:
• Eje Andino (Venezuela-Colombia-Ecuador-Perú-Bolivia)
• Eje Andino del Sur (Chile-Argentina-Bolivia)
• Eje del Amazonas (Colombia-Ecuador-Perú-Brasil)
• Eje Interoceánico Central (Perú-Chile-Bolivia-Paraguay-Brasil)
• Eje Interoceánico Capricornio (Antofagasta/Chile-Jujuy/Argentina-Asunción/Paraguay-Porto Alegre/Brasil)
• Eje del Escudo Guayanés (Venezuela-Brasil-Surinam-Guyana)
• Eje MERCOSUR-Chile (Brasil-Uruguay-Argentina-Chile)
• Eje del Sur (Talcahuano-Concepción/Chile-Neuquén-Bahía Blanca/Argentina)
• Eje Amazónico del Sur (Perú-Brasil-Bolivia)
• Eje de la Hidrovía Paraguay-Paraná (Bolivia-Brasil-Paraguay-Argentina-Uruguay)
Además está en estudio un megaproyecto para unir las cuencas del Orinoco, el Amazonas y el Plata, a través de la interconexión de 17 ríos, lo que permitiría el transporte fluvial entre el Caribe y el Río de la Plata.
Por otro lado, se definieron siete procesos sectoriales de integración para identificar los obstáculos de tipo normativo e institucional que encuentra el proyecto. Los siete procesos son: mercados energéticos regionales, sistemas operativos de transporte aéreo, de transporte marítimo y de transporte multimodal, promoción de las tecnologías de información y telecomunicaciones, facilitación de los pasos de frontera y modalidades de financiamiento.
Las inversiones totales serían de unos 37 mil millones de dólares. El conjunto del proyecto IIRSA será financiado por el BID, la Corporación Andina de Fomento (CAF) y el Fondo Financiero para el Desarrollo de la Cuenca del Plata (FONPLATA), además de importantes aportes del brasileño Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES).
En realidad, una parte de estos proyectos ya está en marcha aunque no se menciona que forman parte de la IIRSA. Según el Informe Anual de la CAF de 2002, fueron identificados en ese momento cerca de 300 proyectos de integración física en América del Sur, de los cuales 140 podían ser ejecutados inmediatamente y 60 de ellos relacionados a la IIRSA ya estaban en marcha: 40 de transporte, 10 de energía y 10 de telecomunicaciones.
Qué se esconde detrás de la IIRSA
La IIRSA aparece estrechamente vinculada al ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas), al punto que los investigadores Marcel Achkar y Ana Domínguez afirman que “el ALCA determina lo jurídico administrativo” mientras que la IIRSA provee la infraestructura necesaria para concretar ese proyecto de liberalización comercial impulsado por Estados Unidos. Al mismo tiempo, ambos aparecen ligados a un proyecto más vasto del que forma parte también el Plan Puebla-Panamá.
Sin embargo, como sostiene el periodista e investigador Raúl Zibechi, la IIRSA tiene la particularidad de ser “un tipo de integración nacida en el Sur, gestionada en gran medida por las elites del Sur, pero que beneficia a los sectores mejor insertos en el mercado internacional”. El énfasis en las obras de infraestructura aparece vinculado a la necesidad de los mercados mundiales de conseguir un flujo sostenido y en aumento constante de las exportaciones de materias primas y recursos naturales. Y hacerlo de modo “competitivo”, o sea reduciendo los costos. Los análisis críticos del proyecto sostienen que este tipo de desarrollo generará más pobreza y mayores desigualdades, aumentará la concentración de la riqueza a escala local y global y tendrá profundos impactos ambientales. Entre otras consecuencias negativas, la deuda externa de los países de la región seguirá creciendo y la sobreexplotación de los recursos puede llevar a que en algunas décadas los países que cuentan con petróleo o gas como su principal riqueza, acaben por agotarla sin haber obtenido ninguna ventaja.
Por último, la forma como se está implementando la IIRSA es muy grave, ya que los proyectos se están llevando adelante en silencio. Así como en todo el continente hay un amplio debate sobre el ALCA y los TLC (Tratados de Libre Comercio), los proyectos vinculados a la IIRSA se vienen realizando sin participación de las sociedades civiles ni de los movimientos sociales, sin información por parte de los gobiernos. Los proyectos se están construyendo al mismo tiempo, por separado, para más tarde enlazarlos, lo que impide la vigilancia y control de las poblaciones afectadas y facilita que se burlen las leyes ambientales.
El aspecto más perturbador es si la creación de esta enorme red de infraestructura no conseguirá, finalmente, imponer los mismos objetivos del ALCA pero sin ese nombre, sin debate, de modo vertical por parte de los mercados y las elites. Si esto fuera así, tal vez en unas décadas se haya consumado, de forma invisible, un gigantesco proyecto que remodela todo el continente y afecta a todos sus habitantes.
Fuente:
IIRSA, la integración a la medida de los mercados
Por Raúl Zibechi
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