Autor | Isaac Rojas | Idioma | Español | Pais | Costa Rica | Publicado | 10 agosto 2009 15:36
Isaac Rojas
COECOCEIBA-Amigos de la Tierra Costa Rica
El cultivo de la piña en Costa Rica abarca más de 60 mil hectáreas. Este monocultivo se ha extendido por todo el país en forma acelerada. En 2004, el área total del cultivo era de 23 mil hectáreas y según datos de varias instancias, su crecimiento ha sido de más de 300% en los últimos nueve años. La exportación de piña, generó más de 2 millones de dólares. Esta cantidad muestra la ganancia que el sector privado, como Dole, ha tenido. Al igual que todos los demás monocultivos, éste no se caracteriza por transferir riqueza ecónomica a las comunidades donde se sitúa y, mucho menos, contribuir en la construcción y mejoramiento de condiciones que resulten en una mejor calidad de vida.
Los impactos provocados por este monocultivo son muchos y diversos:
• Elimina las prácticas agrícolas tradicionales y con ello varios cultivos esenciales para la soberanía alimentaria de diversas comunidades se han dejado de sembrar.
• Concentra tierras en manos de grandes corporaciones.
• Propicia plagas que afectan el ganado y a las personas como lo es la mosca ganadera.
• Modifica y contamina los ríos, se secan pozos de agua y se secan y desaparecen quebradas.
• Perjudica la salud de las personas por las fumigaciones constantes que realizan sobre las plantaciones de piña.
• Desaparecen los bosques y con ellos enorme cantidad de biodiversidad.
• En el campo laboral, no se respeta la jornada establecida por ley, las condiciones de trabajo no son las mejores y se da la subcontratación para evitar el pago de las cargas sociales (el derecho de las personas trabajadoras).
Existe persecución hacia quienes intentan organizarse a través de la constitución de un sindicato.
• Se ha cortado un gran número de árboles cuyas semillas pueden llegar a los cultivos de piña: si una de estas semillas lega a Estados Unidos, la piña no se acepta debido a que esto se considera bioterrorismo por lo que quienes producen piña, han optado por talar los árboles.
• La piña también impacta negativamente los bosques en otra forma: gran parte de la madera producida en el país, se dedica a la elaboración de tarimas donde son ubicadas las piñas para su exportación.
Como vemos, los impactos son múltiples y diversos y además, comunes entre todos los monocultivos.
Las comunidades que son invadidas por este monocultivo, se ubican en regiones empobrecidas del país por lo que las piñeras se presentan como un factor de desarrollo que brinda trabajo, regala unos poquitos fondos para arreglar la escuela o el salón comunal y en algunos casos, hasta llega a arreglar carreteras… para su propio beneficio y actividad. En varias comunidades, algunas personas trabajan bajo difíciles condiciones en las piñeras ya que no hay más alternativa.
Desde hace varios meses, la principal carretera a la región atlántica del país ha sido bloqueada por diversas comunidades afectadas por el monocultivo de la piña. Una y otra vez, todas las semanas durante un día entero, las comunidades de El Cairo, La Francia, Luisiana y Milano protestan porque sufren desde hace más de dos años los impactos del monocultivo de la piña. Un día, autoridades llegaron a sus casas y les dijeron que no podían usar el agua que les llegaba por el acueducto público ya que estaba contaminada con bromacil y otros 25 químicos más que se usan para fumigar el monocultivo de la piña que luego es exportada a Europa y Estados Unidos. Hoy en día, el agua posee ocho veces más contaminantes que hace dos años y se encontró 4.8 microgramos por litro de bromacil cuando la cantidad aceptada en Estados Unidos es apneas de 0.6 microgramos por litro. A partir de que les dijeron que no podían usar su agua, de día de por medio, un camión cisterna visita estas comunidades para dejarles su agua: llenan estañones que luego tienen que cargar hasta sus casas para poder cocinar, bañarse y tomar. Si no cumplen con este ritual, simplemente no toman agua. Seis mil personas son las afectadas que han tratado de buscar alguna solución: han tratado de hablar con la titular del Ministerio de Salud y la señora ministra no ha hecho nada más que decir que todo esta bajo control y que no hay peligro en tomar el agua ... y es cierto. Usted podría tomarse un vaso de agua y no morir, pero, si lo tiene que hacer todos los días ¿qué pasará con los efectos acumulativos? Tampoco pueden reclamarle a las piñeras porque, de seguro, algún familiar sería despedido y dónde encontrar trabajo en comunidades que han sido abandonadas por el gobierno desde hace varios años. Entonces, no es difícil que las personas cuenten que volvieron a tomar agua porque no les alcanza la que les dejan los camiones cisterna o se aburrieron de esperarlo y tampoco, por lo tanto, es extraño encontrar personas con alergias, manchas y llagas en la piel. Eso sí, siempre les dicen que ya casi arreglan la situación y volverán a tener agua para cubrir sus necesidades básicas. Y para que, de paso, que se cumpla el discurso de que el acceso a agua potable es un derecho humano.
Además, la piña es el nuevo cultivo dorado protegido por el tratado de libre comercio con Estados Unidos y Centroamérica y en vías de serlo con el nuevo tratado comercial que se “negocia” con la Unión Europea. Así, las transnacionales tendrán más derechos para seguir sembrando piña bajo la complicidad de gobiernos que actúan como defensores de la destrucción y la muerte.
Mientras tanto, en Europa se seguirá comiendo piña por ser sano comer frutas y además porque la piña es sabrosa, al tiempo que algunos grupos están informando sobre los desastres del monocultivo de la piña en Costa Rica. Los gobiernos (como el de Alemania) tiene una masiva campaña donde le dice a la gente, coma frutas, coma sano. Así, cuando algunas personas piensan que comen sanamente, otras personas tienen que ingeniárselas para poder tener agua. Es verdad ese viejo dicho que dice que mientras unos se comen la piña, a otros nos duele la panza.
Fuente: Revista Biodiversidad, sustento y culturas N° 61
martes, 25 de agosto de 2009
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