Por Cam McGrath
EL CAIRO, ago (IPS/IFEJ) - El problema de la contaminación en Egipto es una potencial mina de oro, si el país consolida su participación en el lucrativo mercado internacional de carbono.
La comercialización de créditos de carbono, que mueve 130.000 millones de dólares, creció a partir de la idea de que, para controlar el cambio climático, de dónde venga el dióxido de carbono es menos importante que la cantidad total que se libere a la atmósfera.
El Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL), previsto en el Protocolo de Kyoto (firmado en 1997 y en vigor desde 2005) para abordar el cambio climático, es un instrumento mediante el cual las naciones ricas pueden superar sus cuotas de emisiones de gases de efecto invernadero si financian proyectos para reducirlas en los países en desarrollo.
Los proyectos registrados en el marco del MDL reciben créditos por cada tonelada reducida de dióxido de carbono o su equivalente. Esos certificados pueden venderse directamente a las empresas contaminantes de naciones industriales, o indirectamente a través de un intermediario o gerente de fondos.
China, mayor emisor mundial de gases invernadero, también es líder en proyectos de energías limpias. El gigante industrial registró 586 proyectos bajo el MDL, que se espera generen 181 millones de créditos de carbono anuales, o alrededor de 59 por ciento del total del planeta.
India y Brasil han registrado proyectos de MDL que representan 12 y siete por ciento, respectivamente, de los créditos anuales totales.
Los laxos controles ambientales de Egipto lo convierten en un importante candidato para soluciones simples y baratas de reducción de emisiones. En 2005 el gobierno designó una autoridad nacional para el MDL, que ha registrado apenas cuatro proyectos por un valor anual promedio de 1,79 millones de créditos de carbono, según la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
"Egipto no ha vislumbrado el negocio", dijo Kilian Baelz, director en funciones del Centro Regional para la Energía Renovable y la Eficiencia Energética, una organización de expertos con sede en El Cairo.
"Hay países como India y China que ven al MDL como una oportunidad de hacer negocios para financiar proyectos a gran escala, por ejemplo de infraestructura, mientras que en Egipto el MDL es percibido como un procedimiento burocrático más. Así, el proceso es engorroso y las actividades de la autoridad designada es más bien restrictiva", agregó.
Carbon Egypt, subsidiaria de Carbon Projektentwicklung, con sede en Viena, se convirtió en la primera empresa en intermediar en un proyecto de MDL en Egipto.
En esa oportunidad financió la instalación de una planta de tratamiento de gas en un complejo propiedad de Fertilizantes Abu Qir, mayor productor de Medio Oriente de óxido nitroso, uno de los gases de efecto invernadero.
Los filtros catalíticos de la planta absorben 99 por ciento de las 4.700 toneladas de óxido nitroso que emite el complejo por año, generando hasta 1,5 millones de créditos anuales de carbono.
Según el acuerdo, todos los créditos de carbono pertenecen a Carbon Egypt, que paga 30 por ciento de sus ingresos netos a la empresa fertilizadora estatal por el uso de sus instalaciones.
"El proyecto comenzó hace tres años e implicó cero riesgo para Abu Qir", explicó Hani Riskalla, gerente general de Carbon Egypt.
"Todo el financiamiento vino de (nuestro lado), el cliente no invirtió ni un centavo", añadió.
Según Riskalla, la mayoría de los créditos de carbono los compró la firma energética alemana RWE, para todo 2012, y el gobierno austriaco accedió a adquirir el resto.
Otros proyectos de MDL registrados por Egipto abarcan un sistema de captura de residuos de gases para una fábrica de carbono negro --un producto de la combustión incompleta de hidrocarburos que tiene varios usos industriales--, el secuestro de gas metano en un vertedero cercano a la septentrional ciudad de Alejandría, y una granja eólica de 120 megavatios en la costa del mar Rojo.
El Consejo Egipcio para el Mecanismo de Desarrollo Limpio también aprobó más de 50 proyectos con el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero por el equivalente a 9,1 millones de toneladas de dióxido de carbono por año.
La mayoría de estos proyectos involucran la conversión de maquinaria que quema combustibles fósiles a un sistema que emplee combustibles renovables y más limpios.
Un informe de 2006 elaborado por el Instituto Tabbin para los Estudios Metalúrgicos identificó a las actividades relacionadas con la energía como la fuente de 71 por ciento de las emisiones de gases invernadero en Egipto.
"Los sectores con las emisiones más altas son el principal objetivo para las medidas de reducción y la implementación de proyectos de MDL", señaló.
El estudio también citó varios obstáculos que disuaden a las firmas locales y a los inversores extranjeros de adoptar medidas para reducir las emisiones. "Los subsidios al combustible y la electricidad, los obstáculos burocráticos y los impuestos aduaneros limitan en cierto grado el atractivo y el potencial del MDL en el país", concluyó.
Algunos analistas en energía consideran que hay en juego factores externos. Entre ellos, la caída de los precios internacionales de los créditos de carbono, fenómeno que ha debilitado el interés empresarial por soluciones limpias.
"La crisis financiera ha golpeado muy duramente a las energías renovables por varias razones", destacó Baelz.
"Una razón es que la mayoría de estos proyectos se autofinancian, y se ha vuelto muy difícil conseguir estos fondos. Otra es que la economía mundial se está contrayendo y, por lo tanto, también la cuota de carbono que puede cumplirse. Pero no porque hayamos cambiado el modo en que vivimos y las tecnologías que usamos, sino simplemente porque, al contraerse la economía, las emisiones se están reduciendo", añadió.
También puede haber cierta reticencia a implementar proyectos de MDL, dada la incertidumbre que rodea al futuro del Protocolo de Kyoto, que expirará en 2012.
Se espera que el panorama se aclare en la 15 Conferencia de las Partes de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se realizará en diciembre en Copenhague.
Riskalla confía en que el MDL siga implementándose para los países en desarrollo como incentivo para introducir tecnologías limpias. "E incluso si no existe (después de 2012), todavía tendremos que trabajar para minimizar las emisiones", dijo.
* Este artículo es parte de una serie producida por IPS (Inter Press Service) e IFEJ (siglas en inglés de Federación Internacional de Periodistas Ambientales) para la Alianza de Comunicadores para el Desarrollo Sostenible (http://www.complusalliance.org). (FIN/2009)
domingo, 16 de agosto de 2009
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