Por Humberto Márquez
CARACAS, 16 sep (IPS) - Mientras las compañías Repsol, de España, y Eni, de Italia, informaban del hallazgo de un importante yacimiento de gas en el Golfo de Venezuela, un grupo de empresas rusas acordaba pagar 1.000 millones de dólares al gobierno venezolano para asegurar su acceso a la rica Faja Petrolífera del Orinoco.
Con su sed de hidrocarburos, empresas viejas y nuevas, grandes y pequeñas, soslayan que Venezuela tiene una baja competitividad, según índices del Foro Económico Mundial, haya estatizado a discreción activos de firmas petroleras y sea dirigida por un presidente de discurso anticapitalista, Hugo Chávez.
A su vez, el gobierno de Venezuela "está consciente de que estos proyectos requieren de la inversión de grandes recursos que no posee y, por eso, al margen de que sostenga un modelo de sociedad socialista se asocia con empresas que suscriben el evangelio del capitalismo", observó a IPS el experto petrolero Rafael Quiroz.
Chávez mismo anunció el hallazgo de Repsol y Eni durante su visita a Madrid la semana pasada, cuando dialogaba con el jefe del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, y se mostró feliz porque el yacimiento contendría 10 billones de pies cúbicos, trillones en la nomenclatura inglesa o TCF (Trillion Cubic Feet).
El yacimiento se extiende por 33 kilómetros cuadrados, a 60 metros de profundidad bajo las aguas y tiene un grosor de 240 metros, según informó Repsol, por lo que serían recuperables unos siete TCF, equivalentes a 1.400 millones de barriles (de 159 litros) de petróleo.
El desarrollo estará a cargo de un consorcio entre la empresa estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa), con 35 por ciento de acciones, y Repsol y Eni, cada una con 32,5 por ciento.
El consultor energético especializado en gas Nelson Hernández advirtió que en la zona del hallazgo, el área del Golfo que baña las costas de Venezuela en el mar Caribe sur, hubo prospecciones desde 1972 con un potencial de hallar 35 TCF.
Aunque "es aventurado que con sólo un pozo perforado se estime en 10 TCF el gas natural en sitio, resulta positivo que se incrementen las reservas venezolanas", que pasarían de 171 a 181 TCF, ocupando el octavo lugar mundial, dijo Hernández a IPS.
Pero, como recordó Quiroz, más de 90 por ciento de esas reservas --las segundas del hemisferio, después de las de Estados Unidos-- no son de gas libre sino asociado a petróleo, por lo que no es posible producirlo sin extraer crudo, es decir, requieren de inversiones y costos que las hacen actualmente inviables.
Por eso Pdvsa anima la exploración en las aguas del océano Atlántico, frente al delta del río Orinoco, y en el Caribe nororiental y noroccidental venezolano con la esperanza de duplicar esas reservas, pero esta vez con gas libre.
Pdvsa segmentó la zona del Golfo, en el noroeste del país, cerca de la frontera con Colombia, en 29 bloques como el de Repsol-Eni, en el que según Chávez esperaban encontrar hasta dos TCF y el resultado fue hasta ahora el mayor pozo de gas venezolano.
Hernández puso una compresa al entusiasmo por el nuevo yacimiento pues "desde el hallazgo hasta que se produce el primer pie cúbico pasan cinco o seis años y la ventura del negocio dependerá de si la producción se destina al mercado interno, con precios subsidiados, o a plantas de licuado para el mercado internacional".
FAJA APETITOSA
Las trasnacionales sostienen esa apuesta mientras exploran para acceder a más reservas de hidrocarburos y mantener abierta la puerta a la Faja del Orinoco, donde las complejas licitaciones de antaño dan paso a las adjudicaciones directas que ordena la Presidencia.
La Faja es un territorio de unos 55.000 kilómetros cuadrados inmediatamente al norte del bajo río Orinoco, en el sudeste venezolano, que contendría 1,2 billones de barriles de crudo, sobre todo pesados y extrapesados, y de los que Venezuela espera certificar como recuperables 236.000 millones de unidades.
Actualmente se producen allí unos 500.000 barriles diarios, mediante empresas mixtas con Pdvsa, socia mayoritaria de la francesa Total y de la noruega Statoil, en un caso, de la británica BP, en otro, y de Chevron, en un tercero. Un cuarto proyecto lo atiende sólo Pdvsa después de que ExxonMobil rehusó los términos de asociación impuestos por Caracas.
Como el crudo de la Faja es muy pesado y contiene altas dosis de azufre, luego de extraerlo se lo lleva a un complejo mejorador que lo convierte en crudo sintético mejorado, liviano o mediano, aceptable para las refinerías de la cuenca atlántica.
En la cuantificación y certificación de las reservas de la Faja, primer paso para luego asociarse a la producción de sus crudos, participan empresas de Argentina, Belarús, Brasil, Chile, China, Cuba, Ecuador, España, India, Irán, Italia, Malasia, Portugal, Rusia, Uruguay y Vietnam.
Varios de esos países son considerados por Chávez "aliados estratégicos" de Venezuela, y destaca la ausencia de la vecina Colombia, cuya empresa estatal Ecopetrol también fue invitada a participar en el pasado reciente, pero esa posibilidad está descartada con el actual clima de confrontación entre Caracas y Bogotá por la cesión de bases militares colombianas a fuerzas estadounidenses.
Algunas firmas han pagado fuertes sumas para asegurarse un lugar en los más prometedores de los 29 bloques en los que se ha dividido el área de 12.000 kilómetros cuadrados que están bajo exploración en la Faja.
Versiones de prensa no confirmadas dan cuenta de que PetroVietnam desembolsará 500 millones de dólares en varios tramos para participar de un sustancioso campo, Junín II. Y un consorcio ruso integrado por Rosneft, Lukoil, Gazprom, TNK-BP y Surgutneftegas pagará 1.000 millones para acceder al bloque Junín VI.
La sociedad con los rusos debería comenzar a producir en 2012 hasta llegar a 450.000 barriles diarios para satisfacer la capacidad de una refinería conjunta en la zona, cuyo estudio de factibilidad comenzará en breve. Las otras asociaciones podrían producir entre 100.000 y 400.000 barriles por jornada.
Críticos del gobierno de Chávez, tanto a su derecha como a su izquierda, subrayan los riesgos de la prospección petrolera a cargo de empresas sin experiencia en crudos pesados y aun en la exploración pura y simple, como las estatales Enarsa de Argentina o Ancap de Uruguay.
"En el negocio petrolero global todas las empresas se conocen, eso no es motivo de aprensión", según Quiroz, quien en cambio advierte que "sí puede haber una contradicción entre la expansión de la producción que traerían estas costosas asociaciones para explotar la Faja y los compromisos de encuadrar nuestra oferta en el sistema de cuotas de la Organización de Países Exportadores de Petróleo".
También hay observaciones acerca de la mudanza de los viejos convenios operativos, contratos para extracción que se entregaban a las trasnacionales, a las obligatorias empresas mixtas, que colocan una porción de las reservas bajo acceso seguro para firmas extranjeras, a contravía de la decretada nacionalización de la industria.
Víctor Poleo, catedrático en economía petrolera en la Universidad Central, dijo a IPS que con el conjunto de políticas en práctica, más el cese de la manufactura de orimulsión, un combustible para plantas eléctricas a base de crudos pesados, "el gobierno ha entregado la Faja del Orinoco al gran capital trasnacional".
Pero Rodrigo Cabezas, ex ministro de Finanzas de este gobierno, explicó que "requerimos un monto significativo de recursos para desarrollar la Faja, y la industria petrolera nacional no puede hacerlo sola si queremos que sea rápido". (FIN/2009)
miércoles, 23 de septiembre de 2009
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