LONDRES, 3 abr (IPS) - La facilidad con la que los líderes del Grupo de los 20 (G-20) países ricos y emergentes hablaron de billones de dólares en su cumbre sin dudas tenía la intención de mostrar al mundo que en verdad querían salvar la economía internacional. Que estas cifras fabulosas realmente aparezcan, ya es otro tema.
Este viernes, los mercados amanecieron con poco entusiasmo. El Índice Financial Times de la Bolsa de Londres se mostró levemente a la baja, a pesar de las expectativas de que la cumbre del G-20 ayudaría a una recuperación.
Es posible que la reunión del jueves en Londres no haya generado tanta confianza como la ansiedad que hubo para anunciar las cifras.
El primer ministro de Gran Bretaña, Gordon Brown, fue el que mencionó el número más alto: nada menos que cinco billones de dólares. Y no olvidemos que un billón es un millón de millones, o sea, la unidad seguida de 12 ceros.
Brown dijo que esos cinco billones eran la suma total de todos las iniciativas de estímulo financiero en todas sus formas en todos los países de aquí a fines de 2010.
Por ejemplo, una de esas iniciativas fue la nueva capitalización de los bancos en Estados Unidos y de Gran Bretaña con medidas de "expansión monetaria cuantitativa", esto es, sencillamente imprimir más billetes o generar más dinero en forma electrónica para aumentar la disponibilidad para los bancos y bonos.
Pero esos miles de millones –y en la cumbre del G-20 hablar de miles de millones sonaba como muy poco dinero—llegaron y desaparecieron. Por ejemplo, los 100.000 millones de dólares en "expansión monetaria cuantitativa" anunciados por el Banco de Inglaterra tenían el objetivo de inspirar confianza. Pero nadie ha visto ni el dinero ni la confianza.
Mientras, el estímulo fiscal y los fondos que fueron a parar a la industria automotriz en Estados Unidos parecen no haber traído ni una parte de los resultados esperados.
El monto total anunciado por Brown incluiría ese dinero que se fue casi tan rápido como llegó. No importa a dónde. Pero ciertamente no de una manera en que haya provocado una gran diferencia en la economía.
Y dadas estas tendencias, Brown deberá ganarse mucha credibilidad para garantizar que más recursos sigan llegando el resto de este año y el próximo. El primer ministro británico bien podría equivocarse en unos billones aquí y allá cuando llegue 2010.
En otros tiempos, eso habría expuesto a un economista a serias acusaciones de error de pronósticos, pero hoy a nadie le importa mucho. Y esto se debe en parte a que los gobiernos tienen muy poca credibilidad.
Otro paquete de 1,1 billones de dólares fue anunciado para el Fondo Monetario Internacional (FMI, que recibirá 750.000 millones), para facilitar las finanzas comerciales (250.000 millones) y para los bancos regionales de desarrollo (100.000 millones). De esta suma, 500.000 millones provendrán de los países miembro del G-20. La Unión Europea, Estados Unidos y Japón aportarán 100.000 millones cada uno, y China 40.000 millones. El resto, se asume, vendrá de algún otro lugar.
Y ahora el FMI sigue el camino emprendido por Estados Unidos y Gran Bretaña de fabricar más dinero, para lo cual, claro está, existe el eufemismo de "expansión monetaria cuantitativa". Además de los fondos ya mencionados, emitirá "derechos especiales de giro" por 250.000 millones de dólares, esto es, una especie de moneda de préstamo propia del organismo multilateral.
La declarada intención del G-20 es ayudar a los pobres. Otro anuncio en el encuentro fue que el FMI vendería su oro para financiar programas de ayuda internacional. Ahora está por verse si ese dinero llegará y cambiará la vida de gran parte de la población mundial afectada por la recesión.
Cerca de la mitad del planeta, más de 3.000 millones de personas, viven con menos de 2,5 dólares al día. Y hablando de miles de millones, ésta sí es una cifra real.(FIN/2009)
domingo, 5 de abril de 2009
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