Por Milagros Salazar
LIMA, abr (IPS) - La economía de Perú no luce hoy tan blindada a la recesión internacional como había prometido el gobierno de Alan García.
El producto interno bruto (PIB) creció apenas 0,19 por ciento en febrero, la tasa mensual más baja desde junio de 2001, las utilidades de las principales empresas se redujeron en 40 por ciento, y los despidos continúan acelerándose. Algunos especialistas aseguran que el entusiasmo empieza a traicionar al gobierno de García.
"Se ha subvalorado el efecto de la crisis para generar confianza en los inversiones, pero el discurso optimista del 'sí se puede' tiene sus límites y ya empezó a chocar con los números", señaló a IPS el economista Kurt Burneo, ex director del Banco Central de Reserva (BCR).
El año pasado, García había dicho a los empresarios que garantizaba un crecimiento de 6,5 por ciento del PIB para 2009, una proyección que superaba las de sus vecinos en América Latina y los pronósticos más alentadores de las organizaciones internacionales.
En diciembre de 2008, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) aseveró que si bien la región experimentaría la mayor desaceleración de los últimos seis años por la crisis internacional, Perú sería la economía en mejores condiciones, pues registraría un crecimiento de cinco por ciento.
En febrero, el Fondo Monetario Internacional atribuyó a Perú un crecimiento de 3,5 por ciento para este año, sin embargo varios economistas nacionales coinciden en señalar que no se cumplirán tales proyecciones, pues lo peor de la crisis financiera aún no ha llegado a este país y las medidas del gobierno avanzan muy lentamente.
Según Burneo, en el primer trimestre la administración central sólo ha ejecutado 8,8 por ciento del gasto público lo que, en su opinión, desacelera la actividad al congelar la ejecución de obras de infraestructura pública que tienen un impacto directo en el sector privado.
El gobierno se comprometió a cumplir un plan de estímulo económico para enfrentar la crisis con más de 3.000 millones de dólares (10.000 millones de soles) en inversión pública.
Pero ese monto, según el economista Oscar Oscátegui, representaría en el mejor de los casos la tercera parte de la desaceleración de la actividad al cabo del año.
Burneo, ex director del BCR, consideró que si bien en esta época del año el gasto de capital se reduce usualmente por las lluvias en los Andes, el gobierno debió prever estas condiciones para tomar medidas excepcionales en un contexto de crisis, como adelantar las compras del Estado.
"El plan de estímulo económico que el gobierno elaboró es muy interesante en el papel, pero en la realidad se ha avanzado muy poco o nada, lo que demuestra que las expectativas de crecimiento eran demasiado altas", agregó Burneo.
En respuesta a las críticas, el ministro de Economía, Luis Carranza, ha señalado que las cifras de febrero constituyen un bache, no un frenazo, y que la inversión pública crezca 50 por ciento en 2009, si se compara con el año pasado.
Pero la promesa de crecimiento de 6,5 por ciento no fue más que eso, y las autoridades proyectan en cambio una expansión de cuatro por ciento del PIB.
Arnoldo Rozenberg y Germán Alarco, del Centrum de la Pontificia Universidad Católica, fueron más lejos, pues sostienen que el PIB se contraerá en términos nominales entre uno y dos por ciento, debido a la caída de las exportaciones, que en junio llegaría a su etapa más crítica.
La contracción de febrero responde al contexto adverso de las primeras semanas del año. Entre enero y febrero, las exportaciones de las empresas mineras bajaron en 34 por ciento respecto a 2008, las del sector textil en 29 por ciento y las agropecuarias en 16 por ciento.
En consecuencia, la recaudación del impuesto a la renta de las empresas mineras cayó en febrero 72 por ciento si se lo compara con el mismo mes de 2008.
"No es saludable que por un afán político, las autoridades no admitan que existen impactos considerables de la crisis sólo para atraer a los empresarios. Hay que partir de hechos reales para tomar decisiones sin necesidad de que la gente entre en pánico", señaló Epifanio Baca, responsable del área de vigilancia ciudadana de la organización no gubernamental Propuesta Ciudadana.
En el terreno social, el mayor impacto es el desempleo. En el sector minero ya fueron despedidos 6.000 obreros, mientras que en las manufacturas casi 60.000 personas han dejado de laborar, según la Confederación General de Trabajadores del Perú.
"La crisis está afectando cada vez más a la gente que tiene los salarios más bajos en el país. Hay una precariedad cada vez mayor del empleo, que no se está siendo atendido con el mismo interés que la promoción empresarial", dijo el economista Pedro Francke a IPS.
García reconoció que los despidos podrían ser mayores en los sectores agroindustrial y minero y que podrían afectar a 200.000 personas.
Los pequeños productores también están entre los más golpeados. Ese es el caso de los criadores de alpacas, que han visto caer drásticamente sus ingresos por la venta de lana de esos camélidos. El precio por libra de fibra pasó de cinco dólares en 2008a menos de un dólar hoy.
"La fibra no vale nada, sólo nos pagan tres soles (un dólar) por libra, y apenas se saca dos libras de cada alpaca", dijo la productora Aniseta Huanacho, de la comunidad campesina de Chivay, en la sureña región de Arequipa, explicando muy lejos de la jerga económica los impactos de la crisis en su vida diaria. (FIN/2009)
jueves, 30 de abril de 2009
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