Autor | Silvia Ribeiro | Idioma | Español | Pais | México | Publicado | 2 marzo 2009 12:10
Del 23 al 27 de febrero se reunió en México un grupo del Protocolo de Cartagena sobre Bioseguridad, para tratar el tema de responsabilidad y compensación por daños de los transgénicos.
Para la Red en Defensa del Maíz, el tema es obvio y no necesita tantas reuniones y gasto de recursos: sólo seis trasnacionales, encabezadas por Monsanto y Syngenta, son dueñas de todos los transgénicos cultivados en el mundo. Al manipular los cultivos sabían que necesariamente iban a contaminar a los demás, sea por polen o por la mezcla en transportes y almacenamiento. La contaminación es intencional. Es sencillo señalar a los responsables de los daños: son esas empresas trasnacionales, los científicos que trabajan para ellas y los gobiernos que los permiten, declaró la Red con energía, en la Alameda fuera de la sede de negociaciones, entre decenas de coloridos estandartes con mazorcas y tallos de maíz, en una fiesta-protesta con campesinos, teatreros de Bread and Puppets, sones jarochos del grupo Río Crecido y música de los Leones de la Sierra de Xichú y Guillermo Velázquez que improvisó: Con este puño de gente / que es esencia y es raíz / le pongo al verso maíz / y está hasta Benito Juárez / apoyando mis cantares / en defensa del maíz
Así estuvo toda la semana, con manifestaciones de protesta atravesadas por la bronca pero también la alegría y creatividad de los pueblos del maíz, aún frente a las peores amenazas. Desde el lunes activistas de Greenpeace colgaron una manta en el Hemiciclo a Juárez contra el maíz transgénico, que parafreaseando al prócer decía El respeto al maíz mexicano es la paz. Martes y miércoles se reunió el Foro Por la vida de los Pueblos del Maíz-contra la contaminación transgénica, con organizaciones de todo el país, campesinas, indígenas y urbanas e invitados internacionales, incluyendo a los arrancadores voluntarios de transgénicos de Francia. En una velada desde la noche del miércoles al amanecer, activistas y organizaciones trazaron con maíz un gigantesco mapa de México en la plaza del Zócalo, con el texto no al maíz transgénico-sin maíz no hay país, convocados por esa campaña. El jueves se realizó en Ciudad Universitaria el panel Maíz transgénico: el futuro ya no es lo que era, organizado por colectivos de estudiantes, la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS) y la Red en Defensa del Maíz. Durante toda la semana se expusieron fotografías de David Lauer sobre el maíz, sus creaciones y resistencias, así como otras exposiciones de pintura y lecturas de poesías sobre el maíz. El Grupo de Estudios Ambientales alojó la exposición de pinturas Maíz: sangre del país, de Flavio Díaz, hijo del sabio y luchador mixe Floriberto Díaz.
El maíz y sus expresiones están en el sentir más profundo y en la cotidianeidad de todo el pueblo mexicano. No se podía dejar pasar tanta hipocresía: el gobierno mexicano fue anfitrión de una reunión internacional sobre responsabilidad y daños, aunque no ha hecho nada contra la contaminación transgénica del maíz en su propio país, centro de origen. Por el contrario, la ha favorecido al aumentar las importaciones y con negligencia tolerar siembras ilegales de maíz transgénico en Chihuahua.
Según testimonios de campesinos de la Red en Defensa del Maíz, también programas gubernamentales, como el Promaf (Programa de apoyo a la cadena productiva de maíz y frijol), entregan a campesinos semillas mejoradas que podrían estar contaminadas, por lo que alertaron a las comunidades a no aceptarlos. Además, denunciaron, el objetivo es que los campesinos pierdan sus semillas, sustituyéndolas por las de las empresas, y se vuelvan adictos a los agroquímicos.
Elena Álvarez-Buylla, de la UCCS, explicó en el panel de Ciudad Universitaria que la mayoría de las semillas híbridas de maíz en Estados Unidos, supuestamente no transgénicas, están contaminadas con transgenes, aumentando el riesgo de contaminación incluso mediante paquetes de semillas comerciales. Con la liberación a campo abierto en Estados Unidos de maíces biorreactores –manipulados para producir farmacéuticos y químicos–, los riesgos de la contaminación transgénica del maíz y la red alimentaria en México, son inaceptables.
La UCCS difundió un documento que manifiesta: Se ha demostrado científicamente que el flujo génico de los maíces transgénicos a los maíces nativos hasta ahora no ha podido evitarse. Los estudios muestran que en nuestro país no es posible la coexistencia de maíz transgénico y no transgénico sin contaminación del segundo.
Solamente las empresas trasnacionales que lucran con los transgénicos y sus funcionarios gubernamentales amigos, se niegan a ver los argumentos que desde una amplia diversidad de perspectivas consolidan el rechazo a los transgénicos. Justamente esas empresas y funcionarios estuvieron en abundante representación en la reunión del Protocolo de Cartagena, para evitar que haya leyes internacionales que establezcan la responsabilidad por sus crímenes.
“No se trata de ‘compensación’, que es una forma de aceptar los daños: lo que no queremos son daños”, declaró la Red en Defensa del Maíz. Y para ello, los pueblos del maíz seguiremos en la resistencia y en el cuidado de nuestras milpas, comunidades y autonomías.
Silvia Ribeiro, Investigadora del Grupo ETC
Fuente: La Jornada
lunes, 9 de marzo de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario