En los últimos meses se ha vivido una de las crisis financieras más significativas de la historia, la que comenzó en Estados Unidos y se difundió en Europa, Asia y el resto del mundo. La respuesta también fue histórica. Para evitar recesiones globales y regionales y restablecer la confianza en los mercados, los gobiernos del Norte han impulsado un programa masivo sin precedentes de intervención del estado: nacionalización de bancos, inyección generalizada de subsidios a instituciones en crisis y la re-regulación de sus sectores financieros.
Esta respuesta desnuda un inaceptable doble estándar que contrasta con las austeras políticas neoliberales del Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y los países desarrollados, los han presionado a los países en desarrollo durante los últimos treinta años.
El sistema financiero internacional, su arquitectura e instituciones han sido sobrepasados por la magnitud de la crisis financiera y económica actual. El sistema financiero, su arquitectura e instituciones están siendo cuestionados y necesitan replantearse completamente.
Pero, ¿cuáles son los impactos en el Sur? Aun no se muestran claramente, aunque ya comenzó a golpear fuerte a los países en desarrollo a medida que sus mercados accionarios y monedas caen y los fondos extranjeros comienzan a irse. Hasta ahora las últimas palabras de EEUU y las capitales europeas es un llamado a una serie de cumbres económicas que comenzarían a finales de Noviembre de 2008 para analizar reformas en el sistema financiero internacional. Hay quienes hablan de un “Bretón Woods II”, refiriéndose a la conferencia que a mediados de los ’40 creó la arquitectura financiera mundial que existe hasta hoy.
Sin embargo, el proceso de estas reuniones se lleva a cabo de forma apresurada y no incluyente. Como resultado de ello, existe la preocupación de que la reunión no aborde la amplia gama de reformas necesarias ni asigne equitativamente la carga de las mismas.
Muchos países en desarrollo expresan su molestia por ser las víctimas de una crisis en la que claramente no son responsables. Organizaciones de la sociedad civil se han unido en una campaña para exigir una Conferencia internacional relevante para hacer frente a la crisis, convocada por las Naciones Unidas y que incluya a todos los países, a organizaciones de la sociedad civil y otras partes interesadas.
También a finales de noviembre, los líderes del mundo se reunirán en Doha, Qatar, para examinar los progresos en la aplicación de la Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo (celebrada en 2002 en Monterrey, México). La reforma del sistema financiero internacional será un tema clave en el orden del día. Sin embargo, es probable que los países desarrollados se reúnan con anterioridad a esta Conferencia y decidan a puertas cerradas en lugar de discutir las reformas en un contexto donde todas las naciones tengan voz y voto.
"La lección final es que la ansiedad por tener ganancias financieras alejadas de la producción y la creencia que eso podría permanecer de forma estable culmina cuando es evidente que todo tiene un precio en esta vida y que no hay ganancias sin riesgos. En ese momento regresa el Estado a salvar, rescatar y luego regular y nacionalizar y se vuelve a teorías económicas más vinculadas a la producción y la distribución y menos al intercambio. Del libre cambismo de Marshall y Pigou pasamos a Keynes y de Hayek, del consenso de Washington y Monte Pelerin pasaremos a bancos comerciales que asuman sus riesgos, a sistemas regulados globalmente, a una legislación financiera global, y sobre todo, a un banco central global y una supervisora de bancos global. La autorregulación ha muerto, y con ella Basilea 2"
Por Oscar Ugarteche, Fuente: Observatorio Económico de América Latina (OBELA)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario