Por Mario Osava
BELÉM, Brasil, 30 ene (IPS) - El pragmático presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y cuatro de sus pares sudamericanos izquierdistas mostraron perspectivas discrepantes ante la crisis económica mundial, en el panel que los reunió en el Foro Social Mundial (FSM).
Mientras los mandatarios Rafael Correa, de Ecuador, y Hugo Chávez, de Venezuela, dijeron estar construyendo el "socialismo del siglo XXI" como única solución a la crisis, apoyados en la condena al capitalismo por su par Evo Morales, de Bolivia, Lula defendió los acuerdos comerciales para aumentar las exportaciones, la regulación financiera y las inversiones estatales para evitar la recesión y el desempleo.
El mandatario Fernando Lugo, de Paraguay, en un discurso más ambiguo, habló de promover las potencialidades de América Latina, en una integración de pueblos más que comercial, saludando al FSM como origen y difusor de ideas que ayudaron a llevarlo a la presidencia de su país el año pasado, derrotando a un régimen autoritario de 60 años.
Lugo recordó como orientadora la canción "Para que no digan que no hablé de las flores", del compositor brasileño Geraldo Vandré, que alentó protestas y acciones revolucionarias en las década de 1970. Mencionó los versos que hablan de "y seguir la canción, enseñando y aprendiendo una nueva lección", pero omitió el más incendiario, "quien sabe hace ahora, no espera acontecer".
Lula reconoció las "divergencias" con sus pares, pero se refería a disputas concretas, como la nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia, que afectó inversiones de la empresa estatal brasileña Petrobras y el reclamo paraguayo de mejor remuneración para la energía de la central hidroeléctrica de Itaipú, compartida entre Brasil y Paraguay.
Lugo fue más diplomático en presencia de Lula que en un encuentro anterior, celebrado el mismo jueves entre los cuatro presidentes anticapitalistas y movimientos sociales, organizado por Vía Campesina, que no invitó al mandatario brasileño al "diálogo" entre promotores y simpatizantes de la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), encabezada por Chávez.
El nuevo presidente paraguayo sólo mencionó que Itaipú representa 85 por ciento de toda la energía exportada en América del Sur y debe abrir "nuevas puertas al desarrollo económico y social" en relaciones "equilibradas y solidarias" entre los países.
Brasil también enfrentó roces diplomáticos con Ecuador, ya superados, a causa de la expulsión de una empresa privada brasileña por supuestas irregularidades en la construcción de una central hidroeléctrica ecuatoriana.
Lula destacó la buena convivencia con sus colegas y la solución de disputas en el "juego de la verdad" de las negociaciones. Pero su gobierno se mantiene alejado del ALBA y de la visión que identifica la "crisis del capitalismo" en los actuales desastres financiero, ambiental y energético que enfrenta el mundo.
En su discurso ante 10.000 personas que se apiñaron en el centro de exposiciones Hangar --de esta ciudad norteña, capital del estado amazónico de Pará--, el presidente brasileño acusó a los banqueros y a la especulación desenfrenada de haber provocado la crisis financiera. La regulación de los bancos y un "nuevo orden económico internacional" son sus recetas.
El mandatario anunció grandes inversiones de Petrobras y un programa de construcción de 500.000 viviendas este año para luchar contra el desempleo. El Estado ampliará sus inversiones y su participación en la economía, porque "aquí el pobre no pagará la crisis", sostuvo.
Lula lamentó que la Ronda de Doha de negociaciones en la Organización Mundial del Comercio (OMC) haya fracasado, porque con la liberalización "los países pobres, sobre todo África", habrían ganado más mercados para sus exportaciones. Recordó incluso haber recomendado al ex presidente estadounidense George W. Bush que salvara del fracaso a Doha y, por ende, su propia biografía.
Entre sus pares izquierdistas, el libre comercio y la OMC no cuentan con simpatías. El ecuatoriano Correa, que hizo un largo y enfático discurso explicando el "socialismo del siglo XXI" para una audiencia que poco entendía el español, defendió las "políticas comunes" en lugar del intercambio como factor de una integración más justa.
Chávez, en cambio, afirmó que el socialismo es "el único camino para salvar el planeta" y que "otro mundo está naciendo en América Latina", región que en décadas pasadas fue el "laboratorio que llevó la receta del capitalismo neoliberal más a fondo que otras regiones".
"Si no se construye una alternativa, el capitalismo destruirá el mundo", sentenció Morales.
El boliviano propuso cuatro campañas mundiales, una por "justicia y paz", para que este sea el siglo del "fin de las guerras imperiales", otra por un nuevo orden económico, de "complementariedad entre naciones", una tercera para "salvar la Madre Tierra" del capitalismo y sus patrones de consumo y una cuarta por el respeto a la identidad y diversidad cultural.
El panel sobre impactos y perspectivas de la crisis en América Latina fue formalmente promovido por la Central Única de Trabajadores, la mayor central sindical brasileña, y dos organizaciones no gubernamentales, el Instituto Brasileño de Análisis Sociales y Económicos y el Instituto Paulo Freire.
La gobernadora de Pará, Ana Julia Carepa, anfitriona del encuentro, destacó el amplio programa de reforestación que promueve en su estado, uno de los más deforestados de la Amazonia, y la reducción de la violencia delictiva en su zona rural, conocida por los numerosos asesinatos de campesinos y los conflictos agrarios.
Representantes de movimientos sociales, entre ellos una de Burkina Faso y una indígena andina, reclamaron mejor protección social y respeto a los pueblos originarios, a los trabajadores y al ambiente.(FIN/2009)
jueves, 5 de febrero de 2009
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